John Jay Allen (1932-2019), uno de los grandes cervantistas del siglo XX, ejerció como profesor de español durante más de cuarenta años en las Universidades de Florida y Kentucky. Doctor honoris causa y Kenan Distinguished Professor por Middlebury College y profesor emérito por la Universidad de Kentucky, fue el primer editor de la revista Cervantes: Bulletin of the Cervantes Society of America, presidente de dicha Asociación y Correspondiente de la Real Academia Española. Además de en el cervantismo, trabajó también en el teatro y la arqueología de las tablas europeas de la primera modernidad. Resultado de ello fueron múltiples publicaciones como La Piedra de Rosetta del teatro comercial europeo: el Teatro Cervantes de Alcalá de Henares, que tuvimos el privilegio de editar en 2015. Invitamos a leer el personal y estimulante prólogo a la obra en el siguiente enlace así como estos fragmentos de la obra:
Es tan sencillo como claro: en Madrid en el Siglo de Oro había que complacer primero al vulgo para lograr el acceso al público culto. Endecasílabos italianos por un lado y romances y letrillas por otro; un toque de conceptismo y algún culteranismo aliñados con un gracioso burdo y bufonesco; intrigas palaciegas y villanos heroicos.
Y si las exigencias económicas impregnan el lenguaje y el medio en que viven y se mueven los personajes, las circunstancias físicas de las representaciones dramáticas condicionan la plasmación de los argumentos y el desarrollo de la acción de la obra. Se requiere una consciencia de las circunstancias físicas, sociales y económicas de las puestas en escena de la época, y es mucho más fácil aproximarse a estas circunstancias en un teatro que reproduce los elementos concretos de las representaciones originales, como es el Teatro Cervantes de Alcalá de Henares.
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El Teatro Cervantes supone una riqueza artística preciosísima en España, un testimonio, único en Europa, de los albores del teatro moderno. Fue restaurado con exquisito cuidado por un arquitecto especializado en la reconstrucción histórica, siguiendo líneas directrices establecidas por los expertos más destacados de Europa y los Estados Unidos. […] Lo único que se necesita en el Teatro Cervantes para la reproducción auténtica del drama del Siglo de Oro en sus circunstancias originales es una modificación mínima del tablado, para facilitar las escenificaciones alternativas típicas de los corrales en la época de su apogeo.
Se podría arreglar periódicamente un intercambio fructífero con la compañía del Globo, para ofrecer un par de semanas de reproducciones históricas. Tanto las obras de Shakespeare como las de Lope y Calderón se podrían representar con las condiciones teatrales que tenían en su mente los dramaturgos al escribir las obras originales del siglo XVII.
Queda viva todavía la posibilidad de explotar las oportunidades que ofrece el Teatro Cervantes, un monumento nacional único en Europa, restaurado expresamente para poder reproducir las condiciones escénicas que caracterizaron cada época a lo largo de los cuatro siglos de historia teatral moderna de España.