Hoy hace exactamente un mes que Nicanor Parra falleció, a los 103 años, en Santiago de Chile. Antipoeta y científico, último superviviente de la célebre generación de los Rojas, Neruda, Huidobro, Mistral…, galardonado en 2011 con el premio Cervantes, fue uno de los escritores más rompedores y desafiantes de la literatura latinoamericana del siglo XX.

«El aporte de Nicanor Parra a la poesía en lengua española es indiscutible. Parra formalizó e institucionalizó elementos que han existido en la poesía desde siempre, pero que se encontraban latentes o dispersos. Alguien, para restarle méritos, dijo que todo eso ya estaba en el aire. El problema es que cuando las cosas permanecen en el aire, se las lleva el viento, y lo que hizo Parra fue bajarlas a tierra y ponerles un nombre: antipoesía» (Óscar Hahn. El País, 24/01/2018).

Unos meses antes de su fallecimiento alcanzó a ver publicada El último apaga la luz, una amplia y cuidada selección de su obra, que incluye íntegro su Poemas y antipoemas, algunas composiciones de Versos de salón, Canciones rusasSermones y prédicas del Cristo de Elqui, Discursos de sobremesaHojas de Parra, entre otros, aparte de otros poemas dispersos como «Quédate con tu Borges» o «El rap de la Sagrada Familia».

Los mortales que hayan leído el Tractatus de Wittgenstein 
Pueden darse con una piedra en el pecho
Porque es una obra difícil de conseguir:
Pero el Círculo de Viena se disolvió hace años, 
Sus miembros se dispersaron sin dejar huella 
Y yo he decidido declarar la guerra a los cavalieri della luna.

Fragmento de Poemas y antipoemas (1954)

En el año 2013 la Biblioteca Nacional de España expuso una muestra de su antipoesía bajo el título de Obras públicas. Entre los diversos materiales que se mostraron encontramos Quebrantahuesos, un diario mural de 1952 realizado en conjunto con Enrique Lihn,  Alejandro Jodorowsky y Jorge Berti, que instalaron en pleno centro de Santiago de Chile.

La explicación y el sentido de esta obra lo recoge Pedro Lastra en sus Conversaciones con Enrique Lihn:

«El Quebrantahuesos era en la práctica una modesta cartulina que llenábamos, según el orden que imparte el director de un cementerio a nichos, lápidas y mausoleos, con originales tipografiados de acuerdo con la práctica surrealista de escribir frases nuevas e insólitas con recortes de rutinarias frases hechas (collage verbal y gráfico), sintagmas tomados, en general, de los títulos o subtítulos de los periódicos, e imágenes compuestas con el mismo procedimiento.
[…]
El Quebrantahuesos formaba parte de los trabajos verbales que siempre se hacían en casa de Parra; una praxis poética continua.  Yo recuerdo a Nicanor celebrando a su hija Catalina, de seis años, como autora del verso siguiente: «Un pez que nada en sus aguas propias».  Recuerdo también una reunión en que la estrella fue el pintor Cabezón, el maestro Isaías.  Era un intercambio de frases que tenían a Adán como sujeto: «Adán en un palco», «Adán ganador de una carrera en bicicletas», «Adán bailarín de una casa de citas», etc.»
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La historia y la teoría del Quebrantahuesos se publicó en plena dictadura de Pinochet (1975), en el único número de Manuscritos, revista del Departamento de Estudios Humanísticos (Cristián Huneeus, dir.). Aquí abajo les compartimos una de sus páginas, un disfrute para la vista y el intelecto.
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