La continua dialéctica entre pasado y presente, así como entre realidad y ficción, demuestra que hay obras con un caudal interpretativo inagotable que cada cierto tiempo piden ser reeditadas. Este es el caso del tercer volumen de la colección El Paraíso en el Nuevo Mundo, de la editorial Iberoamericana Vervuert: Los infortunios de Alonso Ramírez, una relación histórica inscrita en un tiempo convulso a nivel internacional, el crepúsculo del siglo XVII, que pone además de manifiesto las contradicciones de la globalización, el entramado de fisuras abiertas entre el ámbito colonial y la metrópoli, o la compleja convivencia de intereses y personajes dispares en los desprotegidos márgenes de los imperios.
Hay que agradecer a Antonio Lorente Medina tanto la exhaustiva exégesis que precede a la obra como las valiosas notas explicativas con que la enriquece, lo cual deriva de un proceso investigador tan perseverante como fructífero. En efecto, su estudio preliminar, escrito desde la experiencia que dan los más de veinte años familiarizado con el tema, ofrece una lectura contextual poliédrica, capaz de hacernos entender, en su marco histórico global, la razón de ser y el contenido de un texto en el que básicamente confluyen tres líneas de acción: la historia real de una vida sometida a los particulares códigos de la piratería, protagonizada y narrada por Alonso Ramírez con una subjetividad que ha podido ya en cierta medida descifrarse; la mano singular y moralizante de quien toma la pluma y da forma al relato, Carlos de Sigüenza y Góngora (1645-1700), escritor mexicano, aunque de padres españoles, que dotó a la obra de un estilo culto y comedido, con descripciones geográficas acordes a sus conocimientos científicos y su dilatada erudición, entre otros aspectos; y, en última instancia, la acción de quien promueve la editio princeps (México, 1690), esto es, Gaspar de la Cerda y Sandoval (1653-1697), conde de Galve, virrey de Nueva España entre 1688 y 1696, y miembro de un grupo radicado en la Corte, «liderado por su hermano, el duque del Infantado, y por el marqués de los Vélez […] que desconfiaba del “pragmatismo político” que había impuesto el partido de Portocarrero en relación con la política exterior de la monarquía hispánica».

Así, el infausto periplo de Alonso Ramírez (a quien acompañan en su desventura españoles, sangleyes, filipinos, un indio malabar, otro pangasinán, un pampango, un negro mozambiqueño…) entre Filipinas y Nueva España nos descubre el semblante de un mundo en el que diversas ideas, dimensiones, culturas, experiencias e intereses confluyen y se entrecruzan a partir de parámetros no menos complejos que los de la realidad actual. En definitiva, un pasado conmovedor que, gracias a la cuidadosa edición que se nos ofrece, podemos entender con suficiente profundidad, sin temor a perdernos en las sombras de un universo alejado ya de nuestras circunstancias. Para quienes sientan además curiosidad por descubrir las particularidades de la prosa de Carlos de Sigüenza y Góngora o «el estado en que se encontraba la lengua española a finales del siglo XVII a un lado y otro del Atlántico», el estudio preliminar, y la obra en su conjunto, les deparará, sin duda, una lectura grata y provechosa. Disfrútenla.
Ana I. Sanz Yagüe