En la figura de Hernán Cortés, la complejidad humana ha adquirido dimensiones míticas. Un vuelo contra el que ha surgido, desde hace un tiempo, la necesidad de pensar este personaje histórico en términos propiamente humanos, desde cualquier recurso creativo. Recordemos, por ejemplo, el reciente documental mexicano Hernán Cortés, un hombre entre Dios y el diablo, estrenado hace apenas un año. Pero, más allá de una serie de rasgos generales que todos admitimos sin discusión —un carisma y una intuición acordes con su habilidad política y diplomática; su abominable crueldad; la intolerancia religiosa como hombre de su tiempo, convencido de la superioridad del cristianismo; una condición enérgica extraordinaria, que le permitió además llevar una vida disipada, donde el erotismo quedó manchado por su evidente trato vejatorio hacia las mujeres, o su desmesurada ambición de poder y riqueza—, hoy día seguimos necesitando profundizar en los numerosos claroscuros que aún revisten la vida de Hernán Cortes, quizá como paradigma de una experiencia llevada hasta los márgenes de lo humano, sin olvidar que él fue uno de los principales artífices de un mundo mestizo en el que germinó una primera globalización gestionada en unos términos de desigualdad controvertidos desde el inicio.
El mestizaje es precisamente uno de los factores más enriquecedores del primer libro que hoy nos complace recomendarles desde Iberoamericana Editorial Vervuert. Miradas sobre Hernán Cortés es el resultado de una fructífera colaboración entre especialistas de ambos lados del Atlántico, avalada por el Centro de Estudios Mexicanos de la Universidad Nacional Autónoma de México y el Instituto de Historia de Simancas de la Universidad de Valladolid. Si algo cabe destacar de esta nueva reflexión histórica de temática variada es el exhaustivo marco temporal desde el que se aprecia, de un modo privilegiado, la evolución de la óptica tras la que se ha ido contemplando la figura y las acciones del conquistador de México, así como el contexto que hace comprensible su trayectoria vital. El hilo conductor abarca desde los primeros biógrafos, contemporáneos del propio Hernán Cortés, hasta el más reciente discurso nacionalista de la primera mitad del siglo XX.
La segunda obra, «Yo, don Hernando Cortés». Reflexiones en torno a la escritura cortesiana, parte de un enfoque radicalmente opuesto. En lugar de prestar una atención preferente a lo escrito sobre este personaje, Beatriz Aracil atiende al manantial de documentos surgidos de su pluma, es decir, a la voz de un Hernán Cortés obsesionado por la palabra escrita y en diálogo permanente con otros discursos, bien integrados en el planteamiento argumental de la autora, que se pertrecha con la idea de interpretar al conquistador como un sujeto “más relacional que autosuficiente”, tal como hiciera Antonio Cornejo Polar con respecto al ámbito latinoamericano. Hay que añadir además que el análisis no se restringe aquí a las conocidas Cartas de relación, definidas por John Elliott como un “manifiesto político” redactado por Hernán Cortés “en su propia defensa ante el emperador Carlos V”. Este análisis de conjunto va más allá, y eso nos permite apreciar la conflictividad y la evolución de una escritura sostenida durante más de dos décadas, a la que su autor puso fin en 1547, tras redactar su testamento. Más aún, nos da acceso al “yo cortesiano”, aceptablemente culto y “algo poeta”; y a la apreciación de un hombre consciente de que, a través de la pluma, estaba construyendo tanto su porvenir inmediato como su imagen para la posteridad. Pero ¿culminó el ideal cortesano de conciliar las armas y las letras?
Ana I. Sanz Yagüe
Miradas sobre Hernán Cortés será presentado por María del Carmen Martínez Martínez y Alicia Mayer, coordinadoras del mismo, el próximo viernes, día 10 de febrero, a las 10:30h, en el Salón de Plenos del Ayuntamiento de Medellín (Badajoz).