El profesor Jaime Marroquín acaba de publicar con nosotros Diálogos con Quetzalcóatl: humanismo, etnografía y ciencia (1492-1577), donde analiza la conquista y colonización de México como un proceso epistemológico, e incorpora la historia del complejo intercambio entre las civilizaciones de Occidente y Mesoamérica a la historia de los inicios de la ciencia moderna.
Con motivo de esta publicación, le hemos hecho 4 preguntas que ha accedido amablemente a responder:
1. ¿Qué lecturas, preguntas e investigación propiciaron la escritura de este libro que acabas de publicar con nosotros?, ¿qué aporta al panorama de la crítica académica actual?
La historia de Diálogos con Quetzalcóatl comenzó hace unos diez años, mientras buscaba un tema de investigación para mi disertación doctoral. En ese momento de mi carrera estudiaba la tradición ensayística hispánica, sobre todo con relación a América Latina. Planeaba relacionar esta tradición con el tema de la representación escrita de la naturaleza, pues comenzaban a aplicarse las herramientas de la filología, la historia y los estudios culturales al análisis de la representación escrita de la naturaleza. Decidí que había que empezar por el principio y escribir una historia de la representación temprana de la naturaleza americana. Argumenté que una historia de la representación de la naturaleza americana permitiría comprender mejor el proceso a través del cual Occidente había transformado su visión de la naturaleza en los inicios de la modernidad. Con la bendición de mi director de tesis, el querido Enrique Fierro, comencé mi historia con los textos de Cristóbal Colón, pasando por los relativos a la creación de La Española, siguiendo con los textos fundamentales del siglo XVI mexicano y terminando con la parte que le corresponde a la Nueva España en la Historia natural y moral (1590) del historiador jesuita José de Acosta. El resultado fue un grado de doctor en letras hispánicas y un breve ensayo histórico: La historia de los prejuicios en América: la Conquista, que publiqué con la editorial Porrúa en México en el 2007.
La narrativa dominante, cuando comencé aquella investigación, era la de que “América” —como escribiera Edmundo O’Gorman— había sido fundamentalmente una construcción ideológica europea. Esperaba entonces recrear una grotesca invención europea del Caribe y de México durante el siglo XVI. Pensaba que el carácter feudal y mesiánico de la encomienda y el virreinato habría impedido una descripción medianamente confiable de la realidad y la naturaleza de América. Descubrí, sin embargo, que la invención del Nuevo Mundo fue paralela y complementaria a un sofisticado proceso epistemológico de investigación, análisis y descripción de la realidad americana. Al terminar mi primer libro, decidí profundizar más en el estudio de este proceso y el resultado son, justamente, estos Diálogos con Quetzalcóatl, donde narro una historia de la conquista y colonización de México como proceso epistemológico y demuestro que el estudio sistemático de la palabra del otro y su incorporación sistemática a la ciencia de Occidente forman parte de la transición epistemológica del escolasticismo a la llamada Revolución Científica.
- Trazando tu campo literario y cultural, ¿podrías explicar con qué otras obras/ autores/ corrientes/ culturas, dialoga tu trabajo?
Mi libro forma parte de una serie de recientes estudios históricos que han mostrado la necesidad de ampliar el marco temporal y espacial para poder narrar adecuadamente la historia de la ciencia moderna. Algunos autores importantes para mi trabajo han sido José Pardo Tomás, María Portuondo, Marcy Norton, Antonio Barrera Osorio y Víctor Navarro Brotóns, entre otros. Se trata de un campo historiográfico en auténtica ebullición y me encanta ser parte de él.
Mi investigación se ubica también dentro de los estudios culturales y literarios contemporáneos acerca del humanismo renacentista. Como han señalado Anthony Grafton y otros historiadores, durante el siglo XVI prácticamente ninguna disciplina del conocimiento se mantuvo ajena a la revolución epistemológica que acompañó al humanismo renacentista europeo. Diálogos con Quetzalcóatl, junto con el trabajo de otros investigadores como Ricardo Padrón o Glen Carman, demuestra que esta afirmación también es cierta para los estudios históricos y culturales acerca del siglo XVI mexicano. El creciente interés en los estudios contemporáneos sobre el Renacimiento desde una perspectiva transatlántica complementa, para mí de manera crucial, el campo de los estudios coloniales latinoamericanos.
- ¿Nos puedes adelantar en qué nuevos proyectos estás trabajando?
Estoy comenzando un nuevo libro, una historia acerca de la gestación y evolución de la medicina transcultural mesoamericana y europea durante los siglos XVI y XVII. He tenido la buena fortuna de conocer últimamente a varios investigadores que trabajan diversos aspectos de este tema en universidades y centros de investigación en Estados Unidos, México y España, por lo que avizoro una empresa en parte colaborativa, lo que me place.
Junto con Ralph Bauer, estoy editando también una colección de artículos que se va a llamar Translating Nature, en la que invitamos a varios historiadores a profundizar en el análisis del carácter transcultural y colonial de la temprana ciencia moderna. Hemos tenido una excelente respuesta y estoy muy ilusionado con este proyecto, para mis ojos nuevo retoño de mi antigua disertación doctoral.
Tengo también en mente sendos artículos sobre la obra de Gonzalo Fernández de Oviedo, Bernardino de Sahagún y José Vasconcelos, así como un breve ensayo de historia transcultural de las ideas en México, desde las palabras de Hernán Cortés hasta la criminal ignorancia que predomina hoy en Occidente hacia la palabra mesoamericana.
- ¿Participas en algún blog, plataforma, revista o congreso que nos puedas recomendar?
Participo en Academia.edu, donde se puede leer una parte de mi trabajo, incluyendo la introducción de Diálogos con Quetzalcóatl.
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