«La promesa de Granta», refiriéndose a la lista que la afamada revista literaria realizó en 2010 y que situaba a Carlos Yushimito entre los 22 mejores narradores de habla hispana, es como el periódico El País presentaba al peruano. También El Cultural de El Mundo valoraba positivamente su libro de cuentos Lecciones para un niño que llega tarde y hablaba de Yushimito como «traductor del mundo«. Ni uno sólo de tantos elogios afectó a la timidez y humildad de Carlos Yushimito, que sigue asistiendo a sus clases de doctorado en Estados Unidos y escribiendo por las noches, como si tanto ruido no fuera con él. Lector y escritor dedicado, de los que cuidan sus palabras en todos los sentidos posibles, ha accedido casi avergonzado a contestarnos a 3 preguntas, mediante las cuales nos enteramos de que su novela está cerca de terminarse. Calentita de la imprenta la tendremos en la Librería Iberoamericana.

1. Si tuvieras que establecer, con permiso de Bourdieu, tu propio campo literario, ¿qué elementos, artistas, interacciones, pasados y futuros no podrían faltar?
Aunque suene un poco tautológico, creo que no debería faltarle a la literatura un componente literario –lo que a veces yo confundo con lo ­“poético”–, volviendo si quieres a esa idea tan esquiva que abrieron los formalistas rusos cuando discutieron el concepto de “literariedad”. Me parece que, ya con cierta distancia, quizá deberíamos volver a revisar la validez de ese criterio, en una época en que discutir tan abiertamente a la autoridad, no solo para decidir cómo circula lo “literario” sino también lo que eso significa, nos ha hecho perder (creo) cierta perspectiva estética. Tal vez me equivoco en esto, pero en general, observo con cierta inquietud una distancia cada vez más creciente con respecto a exigencias estéticas relacionadas con el ritmo o con el desafío verbal que se han aflojado en muchas de las prácticas contemporáneas.
Sigo creyendo, sobre todo como lector, en la autonomía de la palabra más que en, por ejemplo, la intelectualización del proceso de la escritura. En esto es diferente la literatura a la plástica, al lenguaje audiovisual e incluso a la música. Y creo que no deberíamos dejar que la palabra, en el ámbito literario, se convierta en solo un anexo a otras formas de expresión.
Aunque alguien pueda tachar mi posición de reaccionaria, dudo mucho, por decirte solo algo, que la literatura sufra de “contaminaciones”. No creo en la pureza de la literatura, ni desconfío ni me intimida lo que está sucediendo con los nuevos soportes tecnológicos y cómo estos afectan (lo que es indudable) el modo de leer y de escribir actualmente. Al contrario, siento mucha curiosidad y sospecho que pronto ocurrirá por ahí algo realmente novedoso.
Pero a mí el futuro de la literatura, sin importar el soporte con el que llegue, me gustaría seguir disfrutándola como ella misma me llegó a mí con textos como el Quijote o La guerra y la paz, textos que conmueven o problematizan el mundo y el tiempo en que se gestaron, y que lo han hecho con tanta fuerza, que incluso son capaces de seguir afectando épocas posteriores y a las personas que han sabido releerlos. También me gustaría que la literatura siguiera desestabilizando verbalmente, del modo en que lo hacen Felisberto Hernández o Guimaraes Rosa, y por motivos esencialmente estéticos, palabra que, de algún modo, de un tiempo a esta parte, ha empezado a sonar demasiado sospechosa o mística o sentimentalmente ridícula.
2. Pese a estar en esta época de “trans” y “post” y otros “beyonds”, los impedimentos que otros llaman fronteras siguen existiendo y no es tan fácil que un español  consiga los libros de al menos tres escritores jóvenes peruanos y viceversa.  ¿A quién nos recomiendas? ¿Alguna editorial de la que no te pierdas una novedad?
 Creo que hay narradores como Miguel Gutiérrez, Cronwell Jara o Carlos Eduardo Zavaleta a los que eventualmente se conocerá mejor fuera del Perú; pero que, de momento, solo parecen ser leídos por nosotros, los peruanos. Entre los contemporáneos, hay muchos que están escribiendo cada vez mejor; pero me parece que Augusto Effio y Daniel Alarcón todavía son los más interesantes.
Con respecto al panorama editorial peruano, creo que lo mejor que ha ocurrido en los últimos años ha sido la aparición del Álbum del Universo Bakterial (AUB), editorial de poesía creada por Arturo Higa, y el proyecto de la Colección Underwood de la Facultad de Letras de la Pontificia Universidad Católica del Perú. Creo que, a diferencia de estas dos propuestas, las demás editoriales peruanas independientes, aunque pujantes y sumamente valientes para encarar la realidad de la lectura en el Perú, han descuidado la solidez de sus catálogos, que en casi todos los casos pecan de irregulares.
 3. ¿Planos de futuro?
 En lo inmediato, terminar de revisar mi novela antes de que acabe el año y esperar a que, con algo de buena suerte, se pueda publicar en 2013. Luego me dedicaré solo a leer, durante varios meses, a tiempo completo.

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