
Madrid / Frankfurt, 2012, Iberoamericana / Vervuert, 424 p., € 24.00 ISBN: 9788484896906
Acaba de aparecer Vargas Llosa: la batalla en las ideas, de Wilfrido Corral. Se trata de un análisis completo de la obra no ficcional de Vargas Llosa en relación a su producción narrativa y a los diversos contextos en los que el escritor se inserta, un aporte a los debates políticos y culturales de América Latina. Wilfrido Corral tuvo la gentileza de responder a nuestro cuestionario.
¿Podrías mencionar algún libro u obra que te haya marcado como intelectual?
Hay más de uno, por supuesto, pero jerarquizar es saludable, y en ese sentido sigue siendo un modelo general La expresión de la irrealidad en la obra de Borges, de Ana María Barrenechea. Vuelvo casi siempre a la crítica de Ángel Rama, y de los críticos más académicos a Frank Kermode, Edward Said (que fue mi profesor), y a una crítica subestimada, Claire De Obaldia y su The Essayistic Spirit. Estos me han llevado naturalmente a dialogar con críticos creadores como T. S. Eliot, Vargas Llosa y Gabriel Zaid, todos por la exhaustividad de sus conceptos y la claridad de expresión.
¿Cuál sería exactamente tu campo de estudio y cómo crees que éste se despliega en la actualidad? ¿Podrías indicar líneas, vectores de fuerza, fracturas? ¿Qué libros o autores ocupan qué zonas? ¿Podrías precisar tu mapa mental del campo?
La crítica literaria hispanoamericana y la teoría occidental, campos cuyos avatares recientes creen descubrir la pólvora con la “interdisciplinaridad”, en la mayoría de los casos sin haber leído a jóvenes eternos como Reyes, Henríquez Ureña, y entre los extranjeros a Erich Auerbach y Roland Barthes. Trabajo en California, pero no desde la mentalidad acrítica dominante allí. En ese imperio políticamente correcto hay un complicado cisma de poder entre la secta de los “estudios culturales” —en declive por no ser estudios o culturales, ni latinoamericanos— y los erróneamente tildados críticos literarios convencionales o “aburridos”. A un nivel mayor, con Daphne Patai intentamos en Theory’s Empire revelar que siempre ha habido reacciones importantes contra la jerigonza, politización, excesos, pobreza de expresión y conceptos, y fallas afines en lo que pasa por teoría en el entresiglo actual.
Es positivo y revelador que no haya verdaderos vectores de fuerza memorables o con obra definida, de ningún lado, solo fracturas que no equivalen a terremotos: es factible escribir un libro pasando por alto a las presuntas estrellas que desaparecen más rápido que los departamentos académicos en que pontifican. Libros como Mestizo Nations y The Spaces of Latin American Literatura del peruano Juan De Castro renuevan seriamente el diálogo. Mi cartografía de esta problemática está en El error del acierto (contra ciertos dogmas latinoamericanistas), que tendrá edición española este año; y ha levantado ampollas por confrontar la demencia de la “posliteratura”, que en verdad es una manera de decir que la crítica anglosajona de la literatura hispanoamericana no ha podido llegar al “posexotismo” que tanto necesitamos.
¿Con qué obras crees que dialoga tu obra? O, dicho de otro modo, ¿con qué libros te gustaría que dialogara tu libro? ¿Quiénes serían tus interlocutores?
Como he ido cambiando de temas y autores, el diálogo no siempre es el mismo, pero generalmente espero dialogar con críticos cuya conceptualización exegética es diferente de la mía. Para Vargas Llosa: la batalla en las ideas, tuve y sigo teniendo discusiones fuertes, extensas, pero infaliblemente amistosas con Jorge Ruffinelli de Stanford University, y mi autocrítica le debe mucho a él. Me complace dialogar con críticos no académicos como Ignacio Echevarría y Christopher Domínguez Michael, para mí los mejores intérpretes culturales iberoamericanos desde hace varios años. El intercambio de ideas con ellos me hace pensar otra vez en la mezquindad y endogamia de los académicos, especialmente los más jóvenes, tan cuidadosos de no ofender a nadie, actitud conservadora que obstruye expresar las verdades que la crítica perdurable siempre ha manifestado.
¿Participas de alguna plataforma institucional para dar a conocer tu trabajo y conocer el de tus colegas? ¿Consideras que tiene algún impacto en tu trabajo?
No, en verdad no, y así la hubiera por ahora no me interesa salvar bosques, y prefiero publicar en papel. No obstante, mi documentación pretende ser exhaustiva, y sobre todo selecta. Como vivo en la tierra de los “nativos digitales” es inevitable encontrarte con noticias de plataformas, pero hasta la fecha, tal vez me acuerde de un dato no efímero que me ha pasado un colega. No subestimo estos medios, y ya se ha escrito tratados sobre esa superabundancia. Si esa condición ofrece muchísima más información que antes, también dificultad seleccionar, y eso puede ser grave si no conoces o tienes idea de lo que hicieron hace décadas los “jóvenes” que menciono arriba. Así, por ejemplo, diferente de ir a la biblioteca y decir que no terminas tu tesis porque te falta un libro, ahora hay estudiantes de posgrado con permanencia institucional, porque la red les sigue diciendo que acaba de salir otra ficha que deben consultar.
¿Tienes un blog? ¿Nos recomiendas alguno?
No, y verdaderamente admiro a los que los mantienen, y me maravilla cómo encuentran el tiempo para esos diálogos. Los que leo de vez en cuando son los de Iván Thays y de Leonardo Valencia, y varios de The New Yorker y Letras Libres, pero francamente no tengo tiempo para consultarlos o seguirlos a diario. Soy maniático para concentrarme en un proyecto a la vez, todo gira en torno a ese propósito, por imperfecto que sea, y solo mi perro me hace pensar en dejar el teclado y disfrutar los bosques.