Estoy convencida de que para ser librero, primero hay que ser un lector curioso. Por eso, tienen un valor incalculable sus sugerencias. No hace mucho alguien que pasó a echar un vistazo por nuestra librería del CCHS, me recomendó un libro que desconocía, y cuya lectura me ha parecido reveladora y necesaria. Se trata de Los holocaustos de la Era Victoriana tardía. El Niño, las hambrunas y la formación del Tercer Mundo de Mike Davis.

Los holocaustos en la era victoriana tardía. El Niño, las hambrunas y la formación del Tercer Mundo.
Valencia, 2006, Universitat de Valencia, 445 p., € 28.00
El núcleo de la argumentación parte de que hay una gran omisión en la exposición histórica que da cuenta de la modelación de las condiciones socioeconómicas del mundo contemporáneo: Las zonas geográficas de África, Asia y América del Sur, que a finales del siglo XIX fueron colonias del Imperio Británico, afectadas por los períodos de sequías asociados a las alteraciones en la circulación oceánica y los cambios atmosféricos de El Niño, se vieron azotadas por latigazos de hambrunas que acabaron con la muerte por inanición de casi treinta millones de personas. Lejos de ser el efecto exclusivo de una concatenación de catástrofes naturales diversas, esto tenía que ver más con la integración en la economía mundial de la producción agrícola de las colonias y de su campesinado como fuerza de trabajo y mano de obra. El Londres del último cuarto del XIX era el centro administrativo de la producción agrícola mundial, donde la materia prima se distribuía según la ley de la oferta y la demanda para abastecer a los por entonces mercados incipientes. Evidentemente, la mayor parte del consumo ni procedía, ni se destinaba a los territorios productores, sino a las pujantes metrópolis europeas y norteamericanas. Muy al contrario, la exigencia de ampliar la producción fue mermando la efectividad de los recursos tradicionales de cultivo de las zonas productoras, que sí contemplaban las oscilaciones y los vaivenes climáticos de El Niño, de forma que cuanto más fecundo era un terreno para la producción mercantil, menos garantías podía ofrecer para asegurar la supervivencia de la población productora. Y es ahí donde radica el germen del escandaloso problema económico que cien años después no encuentra una solución política satisfactoria: el nacimiento del Tercer Mundo como producto de la arbitraria indiferencia del centro, y la justificada incapacidad adaptativa de la periferia.
Como complemento a esta lectura les recomendaría tres textos más. El primero es un clásico de la economía política y, creo, un excelente referente polémico del libro de Davis. Se trata de La gran transformación. Los orígenes políticos y económicos de nuestro tiempo de Karl Polanyi (México D.F., 2004, Fondo de Cultura Económica, 400 p., €26.00). El segundo es Diluvios andinos a través de las fuentes documentales de Lorenzo Huertas (Lima, 2001, Pontificia Universidad Católica del Perú, 390 p., €35,00), una auténtica rareza que recopila documentos y testimonios poco conocidos que van del período Colonial americano al siglo XX , que dan noticia del impacto del fenómeno de El Niño en la región andina, y de cómo ha ido configurando no sólo su espacio geodemográfico, sino también el ideológico y social. Por último, uno más de Davis Planetas de ciudades miseria (Madrid, 2008, Foca, 288 p., €19.60).
Alguien me dijo una vez que la profesión de librero es anacrónica. La afirmación seguramente sea más que cierta, pero mientras siga habiendo un lugar para estas cosas demodé, habrá un lugar para la charla serena, cuyo contenido, huelga decir, cuanto más cercano sea al deseo de conocer, tanto más atemporal es.
Muchas gracias por su recomendación, señor Leyton.