Con motivo de la publicación de su última novela, Tsunami (2012), una vertiginosa historia de desamores, desarraigos y que explora a su vez múltiples formas de amar, le hemos hecho tres preguntas al escritor peruano Ezio Neyra, que contextualicen su escritura y nos sirvan para abrir camino a nuevas lecturas:
Si tuvieras que establecer, con permiso de Bourdieu, tu propio campo literario, ¿qué elementos, artistas, interacciones, pasados y futuros no podrían faltar?
Quizá para los críticos sea más fácil contestar a esta pregunta, pues tener la capacidad de pensar en uno mismo como si se fuese una tercera persona requiere de una extraordinaria habilidad, posible de lograr, quizá, tras 200 horas continuas de meditación, pero aquí va mi intento de todos modos. Hay una serie de escritores que me han influido y a cuyos libros suelo volver con frecuencia: Donoso, Cortázar, Vargas Llosa, Onetti, Richard Ford, Philip Roth, James Baldwin, Dostoievski, Tolstoi, entre tantísimos otros. Sobre las interacciones, soy un convencido de que por más ficción que uno escriba, es difícil «librarse» del contexto en el que uno nació y se desenvolvió. De forma que mis interacciones tienen que ver con las de un limeño de clase media (que asistió, ya no hay nada que se pueda hacer para cambiarlo, a un colegio católico para hombres, en donde todos íbamos uniformados), que creció en los ochentas y noventas cuando la inseguridad era cosa de todos los días, con un padre que, por temor, guardaba una pistola en su mesa de noche y que todos los días cambiaba la ruta por la que manejaba. De alguna forma, los peruanos de aquellos años, somos hijos del miedo. También, soy el producto de las múltiples migraciones de mi familia, que desde Italia, España o China se asentaron en el Perú. La identidad, dicen, es una cosa relativa.
Pese a estar en esta época de “trans” y “post” y otros “beyonds”, los impedimentos que otros llaman fronteras siguen existiendo y no es tan fácil que un español consiga los libros de al menos tres escritores jóvenes peruanos y viceversa. ¿A quién nos recomiendas? ¿Alguna editorial de la que no te pierdas una novedad?
Hace cuántos años venimos diciendo lo mismo, ¿no? Y a pesar de ello, sigue sin haber cambios sustanciales y seguimos sin leernos en nuestro propio idioma. Y, lo que es peor, los grandes sellos editoriales que se encuentran en los países de habla hispana (Alfaguara, Planeta) deben ser «rentables» para justificar su existencia ante sus casa matrices y muchas veces sus editores terminan publicando, a mi juicio, por las razones equivocadas, porque salen en la televisión o porque son pareja de alguien famoso, haciéndole un enorme daño a la literatura local. A tu pregunta de qué autores recomendaría, pienso en un autor que pronto dará mucho que hablar, Jeremías Gamboa, quien está por lanzar su primera novela seis años después de que publicara un muy buen libro de cuentos. Por otro lado, recomiendo también a Leonardo Aguirre, un autor muy prolífico e interesante a quien le sucede algo paradójico: mientras más libros publica, menos lectores parece tener. De las editoriales peruanas, Borrador Editores se está consolidando como la más interesante del último par de años. En cuanto a revistas, el Perú por fin tiene una revista de libros después de muchos años, Buensalvaje, dirigida por alguien un poco incivilizado, un salvaje al fin y al cabo, Dante Trujillo.
¿Planos de futuro?
Seguir escribiendo, desde luego. Publicar un nuevo libro es una alegría y una tristeza al mismo tiempo. La alegría te la da el por fin ver cerrado un proceso que muchas veces es especialmente largo. La tristeza es la misma que se siente perder a una persona que has amado y con la que has pasado prácticamente todos los días por varios años. Apenas me reponga de esa resaca dejada por la publicación de Tsunami, comenzaré una nueva novela sobre la que me dicen que es mejor no hacer ningún comentario.
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