El suplemento ADN del diario argentino La Nación está publicando estos días interesantes notas de literatura y entrevistas, con motivo del FILBA, Festival Internacional de Literatura de Buenos Aires. Recomendamos aquí estos apuntes de Ricardo Piglia, siempre presente en nuestra librería.


El arte de imaginar los sentidos posibles

1.

¿Qué quiere decir interpretar un relato? Muchos han llamado la atención sobre el modo en que Kafka leía en voz alta La metamorfosis: la risa le interrumpía la lectura. Por su parte, en la grabación de algunos fragmentos del Finnegans Wake, la voz de Joyce salta de una consonante a otra con un tono jocoso, suelto, medio circense, como si nos advirtiera -igual que Kafka- de que se trata de un relato cómico.

2.

En su novela Cicatrices Saer interpreta -digamos así- el relato «Examen de la obra de Herbert Quain» de Borges. En el cuento se describe el proyecto de una novela «regresiva, ramificada» donde se narran simultáneamente todas las alternativas posibles de una historia. Si bien, según creo recordar, la crítica no ha reparado en esta relación, es evidente que Saer se propuso escribir esa ficción potencial. Los capítulos de Cicatrices repiten el nombre de la novela de Quain (April, March) y narran cuatro desarrollos posibles -y simultáneos- de un mismo hecho, con sus variantes y mutaciones.

3.

La idea del relato potencial como interpretación -a veces desviada- de un argumento, un texto o un concepto es el fundamento de la poética del grupo Oulipo, integrado entre otros por Perec, Queneau, Cortázar y Calvino. Me sorprendió encontrar un ejemplo de ese procedimiento en una breve e hipotética definición de la interpretación musical: «Una partitura es simplemente un indicio de música potencial» (R. Vaughan Williams, Some Thoughts on Beethoven’s Choral Symphony with Writings on Other Musical Subjects). La realización de esa música potencial está ligada también a la memoria de otras tradiciones interpretativas. Antes de grabar el movimiento lento del Concierto en sol menor de Bach, el pianista Glenn Gould le dijo a su productor Andrew Kazin: «Voy a tocar con toda suerte de voces interiores y de síncopas, muy en la línea de Wanda Landowska, con un aire al estilo del Modern Jazz Quartet» (cfr. Kevin Bazzana, Vida y arte de Glenn Gould).

4.

En 62 / Modelo para armar Cortázar utiliza un capítulo de Rayuela como indicio de una ficción posible. La novela se despliega a partir de la noción de figura, una configuración espacial que determina la vida de los personajes. Retoma así, y lleva al límite, el procedimiento formal de algunos de sus mejores cuentos («La flor amarilla», «Continuidad de los parques», «Todos los fuegos el fuego», «El otro cielo») donde ya intentaba ir más allá de las estructuras lineales de la narración y establecía conexiones espaciales entre distintos episodios de un relato. La reacción hostil de la crítica frente al libro es una muestra de la supersticiosa resistencia nacional a cualquier motivación narrativa que no responda a las reglas emocionales de la carrera de Psicología. Habría que releer la novela de Cortázar en la serie de El castillo de los destinos cruzados de Italo Calvino, o La vida instrucciones de uso de Georges Perec, es decir, en el contexto de la literatura potencial, y por lo tanto, fuera de la literatura argentina.

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